julio 30, 2010

Sanctum Praeputium



"Tengo tanta autoridad como el Papa; el problema es que no tengo tanta gente que así lo crea"
 
George Carlin


 

"Si 50 millones de personas creen en algo estúpido, sigue siendo algo estúpido"

 
Anatole France







Mientras leía plácidamente un artículo de la jornada, donde la cosa esa ,llamada Hugo Valdemar  -vocero de La Arquidiócesis mexicana- instaba a legislar para que el robo de arte sacro se tipifique como delito grave, valiéndole un rábano –como es su costumbre-  el Art. 130 inciso e, de nuestra por demás manoseada constitución. Leyendo la nota no pude evitar sonreír, y repetirme el sabio refrán “ladrón que roba a ladrón”.
Y como una cosa lleva  a otra, recordé que una amiga -cual único defecto es su cristianismo recalcitrante- me reclamaba que siempre criticaba solo el lado oscuro de la religión -¿acaso el Darth Ratzing Vader tiene otro?- Por lo que haciendo un acto de contrición amistosa, deje mi diario, prendí la lap y con genuina buena voluntad, me di a la tarea de encontrar el lado armonioso de la apostólica institución que me condujera a la seriedad y no al pitorreo, tal como me reprochaba mi susceptible camarada:

Una vez frente al buscador cavilé escrupulosamente, y teclee: “Reliquias religiosas”, inmediatamente aparecieron cerca de quinientos mil resultados, trate de cliquear con sensatez, sin inmiscuir mi “ateo presentimiento” y me decidí por: Plumas del Arcángel San Gabriel. Cuando ya la sonrisa se me dibujaba, me recrimine y me dije: “mi mismo, por favor ¡más seriedad!”, debo encontrar uno que no mueva a la chacota. Seguí con la tecleada, pero ninguno llegaba a satisfacer mi perturbada indagación, así fue como desfile por paginas religiosas, que me llevaron por caminos insospechados: aquí solo una muestra de una abrumadora lista:

-Un trozo de los pañales que cubrían a Jesús en el pesebre

-Maná que Dios obsequio a los hijos de Israel
 
-Un gran pedazo de piel de San Bartolomé 
 
-Leche de la misma Virgen María 
 
 -Tierra que el mesías aplastó con sus pies al subir a los Cielos
 
 
-Un fragmento de la roca en la que se sentó Moisés cuando ayunó en el Sinaí

-Trozo de la vara con que Moisés separó las aguas del mar Rojo 
 
 -Un suspiro de San José, conservada dentro de una botella. Hoy en día en el Vaticano. 
 
-Un estornudo del Espíritu Santo, en la Parroquia de San Frontino 
 
-Un pelo de la barba de Jesucristo, Catedral de Murcia (desde 1730). 
 
-Una oreja, una sandalia y fragmentos de la cadena con que apresaron a San Pedro
 
-Los pechos de Santa Águeda. 
 
-Los dedos de San Juan Bautista. -existen más de 60-
 
-Tres cordones umbilicales del Niño Jesús y el primer pañal y varias pajas del pesebre donde nació Jesús. 
 
-Dientes de leche del Niño Jesús. (alrededor de 500)
 
-El Santo Grial (más de media docena de ejemplares)
 
-Espinas de la corona que llevó Jesús  (más de ochocientas).



Estaba por declinar mi pesquisa, cuando encontré una verdadera joya:

“el santo prepucio”.

Dude mucho en escribir sobre él, ya que al igual que en las películas de momias egipcias, esta historia cuenta con una advertencia contra los profanadores:
Es un decreto firmado en 1900 por La Sagrada Congregación para la doctrina de la Fe.  Donde expresan que: “toda persona que refiera, escriba o lea sobre el Santo Prepucio sería considerada indigna, y La Santa Sede, se guardaba el derecho a excomulgar a quien lo hiciera de forma escandalosa o aberrante”.

Y cual héroe de bodrio hollywoodense, ajuste mi sombrero, sacudí el polvo de mis pantalones, verifique la ubicación de mi látigo, y procedí a desobedecer los consejos de tan sacrosanta cofradía y, me dispuse a escribir esta entrada.

Resulta que Jesús como cualquier judío de la época –y de esta también- fue circuncidado de niño, el producto de esta maniobra ha generado las más inverosímiles historias, desde la "astronómica", atribuida a León Alacio, quien aseguraba que el tejido santo se convirtió en los anillos del planeta  Saturno.

Dejando a un lado la anterior hipótesis científica, intente seguir la huella, y encontré que su primera propietaria fue María Magdalena, hecho que me recordó la escena final de la película de Nagisa Oshima, “El imperio de los sentidos”  -nuevamente empiezo a divagar- posteriormente el divino prepucio haría su reaparición en la mesa de regalos de la boda de Carlomagno, que al parecer no le agrado tanto el regalito, y lo despachó raudo y veloz, al altar de la iglesia de la Bendita Virgen María, en Aquisgrán.

Ya entrado el siglo XII fue llevado a Roma. Y por ahí del año 1427, se formaría su primer grupo de fans -Las hermanas del Santo Prepucio-.


El jesuita Salmerón tendría el tino de asegurar que el celestial pellejito, era ni más ni menos que: “el anillo de compromiso para las monjas”.  Por lo que, una de esas consortes; la religiosa capuchina austríaca Agnes Blannbekin,  le detallaría a su confesor la siguiente…la siguiente… ¿experiencia religiosa?:

“¡Y ahí estaba! de repente sentí un pellejito, como la cáscara de un huevo, de una dulzura completamente superlativa, y  lo trague, apenas  lo había hecho y de nuevo, sentí en mi lengua el dulce pellejo, y una vez más lo trague. Y esto lo pude hacer unas cien veces…”.

 ¿Qué más se puede agregar?.

Solo atino a declarar, que desde mañana desayunare solo ricos chilaquiles, nunca más huevos y menos con cascarita. He dicho.

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2 comentarios:

  1. Pinche Hermana Agnes asquerosa. ¿Quién se anda metiendo eso a la boca?

    No pode volver a comer huevos cocidos nunca más en mi vida.

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  2. Si, es bien cagado. El prepucio de Jesús sale en "El Evangelio Según Jesucristo" de Saramago. Oh, sí.

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Boogie sabía que podía contar contigo; ¡adelante!