Paul Verlaine
Conforme pasan las horas, mi nostalgia se va acrecentando ya que está por esfumarse el penúltimo mes del año, a menos claro está que suceda un milagro – blasfemia de un desesperado ateo- en unas cuantas horas hará su aparición oficialmente, el mes de diciembre.
Época que demuele, a todo grinch de corazón como lo es su servilleta. Si bien mi único consuelo es que también acabará el multimanoseado año bicentenario.
Sin duda se dejó pasar –seguramente con toda oficial intención- la oportunidad de reflexionar, analizar, recapacitar, examinar y razonar –diría la Micha-. La posibilidad para enderezar el camino, enumerar el recuento de daños y de una vez por todas hacer de este México un mejor lugar donde vivir, y erradicar el verbo sobrevivir.
Pero como tantas cosas que acontecen en este país, el trabajar por el bien común no pasa de ser una quimera jibariana.
Y como a partir de mañana todo o casi todo convergerá en festividades insulsas, brindis oficinísticos donde nos veremos obligados a soportar las mismas mentiras de nuestros congéneres, ¡como si la convivencia diaria! no despertara rencores africanos y alucinantes luchas territoriales. Además de estar obligado a ser feliz, no importando que este móndrigo año me haya tratado peor que al Cristo de Mel Gibson.
En fin se acaba noviembre y prácticamente con él, este año rebosante de verde, blanco y rojo.
Y para despedir los 200 años de ser orgullosamente mexicanos, les pongo unas imágenes que tomé, del monumento más representativo de la “emancipación” de este país, me refiero desde luego a la columna de la independencia, o el “ángel” como le llamamos popularmente por acá, nombre incorrecto ya que –como bien saben- el dichoso angelito no es ningún trans con alitas. Es ni más ni menos que; Niké –¡sí! así como los tenis- “La victoria alada de Samotracia”.
Vaya pues un pequeño homenaje a nuestra… nuestra... esa que dicen que nuestros héroes nos dieron.
…gracias al valor y a los anhelos de los caudillos que ofrecieron su vida a cambio de una Patria, en la que prevaleciera la igualdad, la democracia, la fraternidad, la tolerancia, la legalidad y el reconocimiento y respeto a los derechos humanos… Bla bla bla.
¡Viva México!
Inicialmente tome fotos de los cuatro costados, esta corresponde al lado sur. Pero chin, no pude evitar que saliera el edificio de Scitum –no muy nacionalista que digamos-
En el ángulo inferior izquierdo se ve el edificio de Scitum |
Así que probé por el lado norte –aunque tampoco hubo patriótica suerte-.
Ups, salió el Sheraton |
El oriente fue el peor;
Sin palabras |
por lo que cruce los dedos y fui a la última esquina:
La madre patria ¡presente! |
Después de tan vergonzosa experiencia fotográfica, empecé a sentir un desvanecimiento de ese: “orgullosamente independiente” así que la útima foto la cuide, evitando cualquier intervencionismo extranjero.
Tarde bellamente nublada |
Buena foto aquí se aprecia claramente las esculturas principales, obra del artista italiano Enrique Alciati…
Inevitablemente también soy un grinch de fiestas patrias.
Esto de la idependencia es muy relativo. No, de hecho no. Es como cuando me decian en la escuela que no estamos bajo yugo extranjero y yo reviré: ¿Supongo entonces que haz de creer que los Mc Donalds, Starfucks, Metlifes, Bancomers, Walmarts, Oxxos y Seven Elevens se inventaron en México verdad?
ResponderEliminarSiempre se callaban, o me decian "pinche hippie".
Saludos