Ayer fue un día histórico, no solo para esta mi ciudad, sino para toda América latina después de una grosera propaganda en contra, por fin se realizaron los primeros matrimonios de personas del mismo sexo. El evento fue la de ocho columnas en varios diarios del país, cinco felices parejas pasaron a formar parte de este triunfo sobre el conservadurismo y la intolerancia de los grupos más retrógrados que azotan a la sociedad chilanga.
Obviamente, las voces de siempre jamás se darán por vencidas, siguen rumiando sus más ruines “argumentos” tal y como se lee en los diferentes medios:
La Arquidiócesis Primada de México sostuvo que incurren en una inmoralidad y no pueden estar bien con la Iglesia católica, quienes promueven, apoyan, ejecutan o se someten a las uniones de parejas del mismo sexo.
"Queda en claro que el señor Marcelo Ebrard es el responsable de la aprobación y ejecución de estas leyes destructivas de la familia, y no disimula su aversión a las Iglesias y a la mayoría de los habitantes que gobierna, que profesan la fe cristiana y que rechazan la perversión de sus valores más respetables y queridos, como es el caso de la familia".
"Podrán ser legales, pero nunca morales", subrayó la Arquidiócesis a través de su vocero, el sacerdote Hugo Valdemar,
De verdad se requiere estar equipado de un cinismo del tamaño del Vaticano para hacer estas afirmaciones. Todavía tenemos frescas las declaraciones que hicieran los hijos del depredador sexual Maciel, fundador de los legionarios de Cristo. Pero sin duda, que esa cosa llamada Hugo Valdemar, no hace los mismos gestos con los sacerdotes acusados durante décadas de violación, ni los 350 sacerdotes holandeses y 94 alemanes que están bajo sospecha de pederastia, ni tampoco con la horda de criminales ensotanados que han demolido la vida de miles de niñas y niños latinoamericanos, todo ello bajo la protección del siniestro capo Norberto.
Según un artículo publicado en gringolandia; los sacerdotes católicos han violado desde 1950 cerca de 100 mil niños y adolecentes, mas del 80% de las víctimas son del sexo masculino, en un rango de edad de 8 a 17 años, cuatro de cada cinco pertenecen a una familia integrada por padre y madre (esa fórmula que tanto patrocina y ama el inquilino de los pinos). Los agresores son normalmente clérigos amigos de la familia, en la mitad de los casos los abusos se repiten más de una vez. Las prácticas van desde conversaciones eróticas, tocamientos, exposición a material pornográfico, masturbación, sexo oral, y penetración, estas últimas las más frecuentes. Todos estos crímenes se han realizado en secreto, ya que los obispos han institucionalizado esa secrecía; sin embargo cerca de 15 mil sobrevivientes han roto el silencio.
A pesar de ello, los fieles (nunca mejor dicho) no se inmutan y siguen defendiendo lo indefendible.
En fin, al menos hoy podemos disfrutar de esta pequeña-gran victoria. Así que brindo por la felicidad de estas nuevas familias oficialmente reconocidas, y que las sectas medievales se jodan.
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