abril 06, 2010

Darwin y los buenos









Sin duda uno de mis personajes favoritos es Charles Darwin, comparto con muchísima gente la opinión de que es uno de los científicos más influyente del mundo, su teoría de la evolución dio un vuelco irreversible de como miramos hacia atrás los humanos, un razonamiento tan brillante y elegante que no exagero si digo que emociona cuando se le descubre.

Darwin a diferencia de otros científicos famosos genera tanta polémica que, a pesar de los más de 150 años de publicado el Origen de las especies la discusión continua, y esto se debe a que mueve fibras muy arraigadas en la humanidad.

Aun a la fecha es frecuente escuchar por los diferentes medios el menosprecio a sus planteamientos, decir que no hay que tomar en serio la teoría de la evolución ya que solo es eso: una “teoría” es no tener la menor idea de los conceptos científicos.

Vivimos en una sociedad que poco o nulo contacto tiene con la ciencia, y frecuentemente nuestro escaso conocimiento lo adquirimos de programas de la tele, libros-basura de pseudociencia y de los perniciosos “líderes de opinión” que pululan en la pantalla chica.

Bien nos haría asomarnos y emocionarnos con las deducciones darwinianas esas que tanto manosean los fundamentalistas, contaminándolas con mentiras y estupideces. La teoría es lucida y maravillosa: las especies sobreviven por selección natural, esto significa que sobrevivirá la que mejor se adapte al medio, no la más fuerte como erróneamente se cree.

Obviamente los promotores del manipulador sistema que padecemos sonríen a sus anchas cuando escuchan esto, porque la actual conformación de la sociedad está regida por ese “principio” donde se sobre valora el avance personal por encima del colectivo “triunfar” en este sistema significa: mentir, rascarse con sus propias uñas, de que lloren en mi casa a que lloren en la suya, la desvergüenza, la desfachatez, la deshonestidad y un largo etcétera. Todo esto está haciendo del planeta un mal lugar para habitar.

Me niego a pensar que la tenemos perdida, me niego a aceptar que los inmorales nos han igualado. Me uno a la causa de Mafalda cuando decía: acaban de escuchar el rock titulado “los buenos empezamos a cansarnos”.

Esta sociedad necesita, le urge que los mejor adaptados sea los bondadosos, los hombres buenos que desean una vida digna. Yo por lo menos estoy dispuesto a librar la batalla desde esta y otras trincheras.

¡¡Salud!!





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