enero 21, 2011

Penando por el penacho


Amo demasiado a mi país para ser nacionalista
 Albert Camus

 
El pasado es la única cosa muerta cuyo aroma es dulce.
Edward Lawrence 



Hay temas de conversación que desatan pasión a la menor provocación, basta una pequeña mención para que los concurrentes a la tertulia se desgarren las vestiduras y defiendan a ultranza su postura; la religión y el aborto son un buen ejemplo de ello.
En cierta ocasión en una reunión cafetera, en un agradable lugar llamado Macondo -suspiro nostálgico- me atreví a mencionar que los transgénicos –hablábamos del maíz- bien podrían ser una alternativa viable, inmediatamente el pequeño grupo se me fue a la yugular, y mis esfuerzos por esgrimir mis razonamientos fueron vilipendiados, minimizados y olímpicamente ignorados.

Hará un par de días que en una charla aparentemente inocua, surgió un tema que en automático convoco el surgimiento de tambores guerreros, lanzas, escudos y piedras de pedernal. Inocentemente alguien mencionó que se estaba negociando con el gobierno de Austria –concretamente con el Museo Etnológico de Viena (MEV)- el posible traslado del popularmente conocido como el “Penacho de Moctezuma”

El penacho de la discordia


Ipso facto surgieron los adjetivos usados para referirse al gobierno Austriaco tales como: ladrones, gandallas, sinvergüenzas, abusivos y varios más que hubieran sonrojado al mismísimo Jota Jota
En plena efervescencia me atreví a plantear que sería posible que el objeto en cuestión tuviera una acreditación legal en Viena, imaginaran las miradas cual cuchillos de obsidiana que me recetaron los presentes, es mas podría asegurar que más de uno busco una superficie adecuada para destinarla como piedra de sacrificios y así honrar a Huitzilopochtli con la sangre de este su humilde bloguero.

Así que me di a la tarea de hacer una somera investigación:

De entrada hay expertos que no se ponen de acuerdo sobre la verdadera utilidad del objeto, de tal manera que el nombre del “penacho” tiene ciertas variaciones en su mote o descripción.
El maestro Rafael Martín del Campo, quien fue investigador del Instituto de Biología de la UNAM publicó en 1952 un pequeño trabajo titulado "Arte plumaria e industria del hilado de plumas entre los aztecas".

Ahí mismo identifica a las aves con las que se confeccionó el polémico penacho de Moctezuma, Y a partir de ese momento propuso que el nombre correcto de lo que se conocía como penacho era quetzalquémitl, que significa capa de plumas preciosas. 


Sacerdote portando un quetzalquémitl o capa de plumas preciosas


Posteriormente el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) desmintió que el Penacho sea en realidad una capa de piedras preciosas.
La doctora del INAH, Carmen Aguilera, dijo que el Penacho representa una figura majestuosa, que portaban los grandes señores del México prehispánico.
"Representa un quetzal completo con las alas extendidas; el cuerpo es la parte de las plumas más alta, al centro, con la cola hacia arriba y la cabeza -que tenía un pico de oro que desapareció- hacia abajo", precisó.

Intentaré garabatear una breve descripción del peregrinar de la pieza en cuestión:

El penacho fue uno de las 158 piezas que el emperador Moctezuma obsequio a Hernán Cortes –incluso estaba lejos de ser la pieza principal- según consta en un documento notariado el 5 noviembre de 1519 y que fuera enviado junto con el resto de las piezas a la corona española.

En 1563 pasó a manos de Fernando, conde de Tirol, hijo de Fernando I donde se colocó en su gabinete de arte la colección mexicana. Después de la muerte del conde, en 1595, en los siguientes siglos hubo varios movimientos de la colección, para terminar finalmente en Viena en 1817. Fue redescubierto el penacho en 1878. Reconociéndose su valor artístico, para ese entonces estaba más que desplumado y traqueteado, por lo que se toma la decisión de restaurarlo.
Lo peor era el desperfecto de las plumas por la polilla, aflojadas las cuerdas del respaldo y perdidos la mayor parte de los discos de oro y otros ornamentos del mismo metal. La reparación se hizo lo mejor que se pudo, con los materiales disponibles.
Muchas de sus plumas tuvieron que sustituirse por unas de aves diferentes, debido a la dificultad de conseguir las que originalmente lo adornaron, por ejemplo; Las plumas de la cotinga, se sustituyeron por un pájaro ártico de Siberia, pero sobreponiendo todo el pellejo del pájaro a las deterioradas plumas que quedaban, muy en contra de la técnica de la plumaria mexica, que coloca plumita por plumita. Las piezas de oro faltantes que corresponden como al 50 %, fueron repuestas por discos de bronce dorado.

Me parece pertinente acotar que en 1958, el entonces oficial mayor de la Secretaría de Hacienda, Raúl Noriega, ordenó la elaboración de una copia fidedigna del penacho original, misma que fue confeccionada con las originales técnicas prehispánicas,  pieza que se encuentra actualmente expuesta en el Museo Nacional de Antropología e Historia, aquí en México capital.

Por otro lado Sabine Haag, Directora General del Museo de Historia del Arte de Viena, que integra al Museo de Etnología donde se expone la pieza, dijo que “desde hace algún tiempo se mantienen conversaciones con México para una cesión temporal”. Sin embargo, agregó que “nunca ha existido una petición oficial de devolución por parte del gobierno mexicano".

Aparentemente la única petición a las autoridades austriacas, proviene de una asociación civil llamada Yankuik Anahuak,  presidida por el "danzante prehispánico” Xokonoschtletl Gomora quien aseguró que en los últimos meses la prensa austriaca y alemana han retomado el tema, y exige  que la corona del Tlatoani azteca regrese a su lugar de origen.

Xokonoschtletl Gomora

Concluyendo: Antes de sonar los tambores de guerra, debemos tomar en cuenta como llegó esta maravillosa pieza al extranjero –recordar que no fue atraco y que la posesión del museo es legal- Mas sin embargo, existen numerosos objetos que sí han salido clandestinamente del país, estos son los que habrá que investigar y documentar para exigir su devolución. 

En estos casos estoy más que dispuesto a desempolvar mi traje de caballero jaguar y repartir varios cachiporrazos.


Desde luego no soy yo, es solo una alegoría



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3 comentarios:

  1. A veces me dan ganas de dejar mi carrera actual e irme a estudiar antropología, pero no lo haré por lo pronto.

    La verdad me parece una mamada que pidan el penacho, obviamente lo piden que por que nuestra sangre azteca y la chingada, ok sí, que bueno que quieran honrar a sus antepasados, pero NO MAMAR... ¡fue un regalo!
    Lo que podrían hacer que calmaría los humos [o puede que los haga todavía más cabrones] es que cada X o Y tiempo lo traigan aquí a México para una exposición y que la gente se sienta bonito viendo lo que queda del penacho, o rifar boletos para ir a verlo en Austria.

    Bueno señor blogero casi sacrificado, me despido.

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  2. Concuerdo con Pancho, las peticiones por la devolución del "penacho" de Moctezuma (no puedo concebir que el cuello de una persona soporte el peso de algo tan ostentoso) no son más que una más de las muchas muestras del patrioterismo piñata que caracteriza al mexinaco.

    además, ¿de que le sirve al mexinaco saber que los antiguos nobles aztecas usaban ornamentos de oro y plumas? ¡Claro! para ponerse penacho de indio cuando ven a la selección jugar en el Azteca...

    Saludos

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  3. Independiente de esto, es que la llegada del Penacho brindará la oportunidad de pasar un buen rato visitando al museo anfitrión...

    ¡Bienvenido!

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Boogie sabía que podía contar contigo; ¡adelante!