junio 29, 2010

¿El mejor homenaje? ¡Ser un tilín mejores!

“La inconformidad social no inicia la violencia; por el contrario, surge para que esa violencia cese”

Carlos Montemayor


“Entraré en la nada y me disolveré en ella”

José Saramago


“Somos tantos en la ciudad de México que el pensamiento más excéntrico es compartido por millones”

Carlos Monsiváis



Pobres los ángeles urgentes
que nunca llegan a salvarnos.
¿Será que son incompetentes
o que no hay forma de ayudarnos?
Para evitarles más dolores
y cuentas del psicoanalista,
seamos un tilín mejores
y mucho menos egoístas.


En la última estrofa de la bellísima canción de Silvio “Cita con ángeles” el poeta cubano se pregunta ¿Será que son incompetentes o que no hay forma de ayudarnos? Siguiendo el sentido metafórico de la canción, me atrevería a responder, que a pesar de la torpeza querubinesca, la respuesta es: ¡que no hay forma de ayudarnos!

Murió Saramago, Monsiváis y el país sigue en su letargo. Sí personajes como ellos no lograron sacarnos de nuestra mediocre conciencia, a que puede aspirar, un austero bloguesito como este. Y no es, que pretenda suministrarme dosis de humildad. Simple y llanamente me cuestiono. ¿De verdad? tenemos alguna posibilidad de hacer, de este un mundo mejor –como lo soñaron ellos-.


Meses atrás ya habíamos perdido, al imprescindible Carlos Montemayor leímos y oímos un sinnúmero de cumplidos, incluso hace dos semanas la delegación Tlalpan, le ofreció un homenaje, donde se leyeron sus versos y se obsequió a los asistentes, su esplendida novela “Guerra en el paraíso”. Lo mismo ha ocurrido con Saramago y Monsi, en especial las televisoras culturales ofrecieron sendos programas recordando su obra, algunos más logrados que otros. Si bien el Auditorio Nacional, en su tradicional “Remate de libros” que dedicaron a Monsiváis -homenaje un tanto surrealista ya que no había libros del autor- fue un acierto, considerando que él frecuentaba estos remates.

Cuenta una anécdota del gran Monsi, que en una de sus múltiples presentaciones, llego una hora tarde a la cita, en el Museo de la Ciudad de México. Los organizadores corren a recibirlo y prácticamente lo cargan hasta su lugar.

Llego tarde porque pensé que ustedes eran impuntuales.

En otra ocasión durante una entrevista, se refirió a la incontable solicitud de textos, prólogos y participaciones con que lo abrumaban, añadió:

-Una pesadilla recurrente es, que al llegar a un restaurante, el mesero me acerque el menú, solicitándome que lo prologue.


En Lisboa hicieron los suyo con Saramago, la gente acudió a los funerales con sus libros y claveles rojos, escena por demás irónica, considerando que en alguna ocasión, Saramago describió el olor del clavel, como espantoso.

Estos anecdotarios logran frecuentemente, conocer más a la gente que admiramos. Pero lo que sí, “me hizo la semana” –y seguramente el año- fue un comentario que externo, el buen Saramago: Respondiendo a pregunta expresa, sobre la importancia de los perros en sus novelas, enumero los nombres, en las que aparecían personajes caninos: Ugolina en “El año de la muerte de Ricardo Reis”, el perro de las lagrimas en “Ensayo sobre la ceguera”, el perro que no sabían que nombre darle, en “La balsa de piedra” y desde luego Encontrado en “La caverna” -la recompensa que mencionaba es que después de esto- Saramago añadió que, añoraba tanto ese personaje -encontrado- que incluso era su dirección de correo electrónico.


Conforme escribo voy recordando; frases, fragmentos, personajes y sus respuestas siempre certeras y contundentes. Narra un amigo suyo, que lo fue a visitar a Lisboa: Me hospede en cierto hotel, que me evocaba – ¿a quién no?- el pasaje cuando el protagonista de “El año de la muerte de Ricardo Reis” se aloja en el Royal, en su llegada a la capital portuguesa. Al día siguiente mientras desayunaban, le reseñó emocionado la escena de la noche anterior. Saramago lo miro, sonrió y le respondió “Estas bien loco, hablas de alguien que nunca se pudo hospedar, porque nunca existió”. De igual manera cuando visito México, con motivo de su novela “El hombre duplicado” recuerdo que en entrevista, López Dóriga, con churrigueresca pose intelectualoide le pregunto algo como:

-Maestro ¿alguna vez ha sentido la necesidad de salirse de sí mismo y buscarse en el contorno de su sombra?

-Saramago lo miro perplejo- y contesto:

-He realizado muchas locuras en la vida, pero no, esa nunca se me había ocurrido.

Así era Saramago, soñador pero preponderantemente realista, su generosidad fue agradecida por todas las personas que se acercaron a él en sus presentaciones, para tocarlo, para verlo, para saludarlo, tomarse una foto, autografiar un libro o simplemente para sentirlo cerca.


Concluyo con las palabras de Luis Hernández Navarro –columnista de la Jornada- que describe perfectamente, el sentimiento de orfandad que me agobia:


FIN DE ÉPOCA

Decía Saramago que “después de muerto, el escritor será juzgado según aquello que hizo”. Él pasará a la historia tanto como un magnífico narrador como por ser un hombre bueno y un desasosegador incansable. Como afirmó el también Nobel Darío Fo sobre su amigo: “Lo que te da la medida de cómo has vivido es lo que le va a faltar al mundo cuando tú ya no estés. Hoy que José no está, a mí me falta todo, me han arrancado un trozo de vida, un amigo que nunca se ha rendido, que siempre se ha mantenido íntegro y de pie en medio de la batalla.” Con el fallecimiento de Saramago pierden todos aquellos que luchan por un mundo más justo.





Votar esta anotación en Bitácoras.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Boogie sabía que podía contar contigo; ¡adelante!