El pasado 25 de marzo El Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, invito a su día de puertas abiertas, por lo que desde temprano me lance a mi querida alma máter.
Llego al instituto y ahora que en especial escudriño la estacionada más cercana con actitud “de aquí soy” saludo al cuate de la entrada, pero este no se deja ir con la finta y me detiene, al explicarle que venía al evento “de puertas abiertas” me mira, sonriente y dice: las únicas puertas abiertas son las del instituto, no las del estacionamiento… chin, acepto la bateada con filosofía cuántica y me dispongo a darle a la caminada.
El evento en general estuvo muy chido, ahí conocí al Dr. Miguel Alcubierre Moya quien impartió la conferencia "Agujeros Negros" en el auditorio "Marcos Moshinsky".
Con todo y que cada conferencista fue excelente el Dr. Alcubierre, dejo claro que le apasiona la onda de la divulgación, y eso lo agradecen los aficionados como yo.
El asunto es que salimos, estrellita marinera y yo alrededor de las nueve de la noche, con un agradable sabor de boca y deseando un cafecito para sobremesa.
En los días posteriores me puse a buscar información sobre Miguel Alcubierre y me encontré datos interesantísimos, aquí les copio un fragmento que me encontré de un texto suyo:
Desde que tenía 13 o 14 años he sido un gran lector. Sin embargo el tema de mis lecturas goza en general de mala reputación entre muchos académicos y literatos. Soy fanático de la ciencia ficción y de la divulgación científica. Me devoré cuántos libros de Isaac Asimov cayeron en mis manos. Asimov, para mi fortuna, fue no sólo uno de los más prolíficos e imaginativos autores de ciencia ficción, sino también un gran divulgador de la ciencia.
Realicé mis estudios de doctorado en física en la Universidad de Gales, en el Reino Unido. Mi área de estudio fue (y sigue siendo) la relatividad general, es decir, la teoría moderna de la gravitación postulada por Einstein en 1915…
Mi afición por la ciencia ficción se mantuvo firme, y un buen día se cruzó de lleno con mi trabajo científico.
Una tarde que disfrutaba de la serie de televisión Viaje a las estrellas (sí, debo de confesar que también soy un trekkie), me vino de pronto a la mente la pregunta de si sería posible utilizar la relatividad para encontrar la manera de viajar más rápido que la luz, como los héroes de la pantalla hacían regularmente muy quitados de la pena, en flagrante contradicción con las leyes de la física. Esta idea puede parecer extraña a quien haya oído hablar un poco de la relatividad, pues es precisamente la relatividad la que prohíbe viajar más rápido que la luz. Resulta que la relatividad también nos dice que es posible alterar la geometría del espacio y el flujo del tiempo, lo que da lugar a fenómenos físicos verdaderamente extraños, como los agujeros negros de mi tesis doctoral. El resultado de mis especulaciones fue el feliz descubrimiento de que no era difícil encontrar una manera de distorsionar al espacio que permitiría a un objeto viajar más rápido que la luz. Pero había un precio a pagar: Las ecuaciones mostraban que la distorsión necesaria requeriría de la existencia de la “antigravedad”, que hasta donde sabemos, no existe. El resultado no pasaba entonces de ser una divertida curiosidad matemática, sin mayor aplicación práctica. Aun así, decidí acercarme a mi asesor y comentarle la idea, un poco preocupado de que me dijera que dejara de perder el tiempo en tonterías y me dedicara a mi doctorado. Para mi sorpresa, mi asesor encontró la idea divertida y me ayudó a publicarla en una revista científica especializada, y asunto terminado. O eso pensaba yo.
A los pocos días de la publicación del artículo…
Discovery Channel me entrevistó para uno de sus programas y para mayor impacto visual me pidieron montarme en una bicicleta y mantener el equilibrio frente una pantalla azul que luego les permitiría poner un bonito fondo de estrellas. ..
Mi experiencia con los medios de comunicación y la prensa científica me ha dado dos lecciones importantes. La primera ha sido descubrir la importancia de dar a conocer el trabajo de los científicos al público en general. La ciencia es parte de la cultura humana y sus resultados son de interés para todos. Los científicos tenemos la responsabilidad de salir de nuestros laboratorios y cubículos, de nuestras torres de marfil, y de divulgar nuestro trabajo. La otra lección es similar, pero muestra el otro lado de la moneda. Los científicos también debemos educar a la prensa científica y enseñarle que no sólo los resultados “llamativos” son importantes. La ciencia del día a día, de los avances lentos y trabajosos, también debería tener un lugar importante en la difusión y la divulgación. Finalmente, es así como el conocimiento científico avanza, a paso lento todos los días, con algún ocasional salto un poco más largo.
Miguel Alcubierre Moya
Departamento de Gravitación y Teoría de Campos / Instituto de Ciencias Nucleares.
Ahora recién me entero que el Dr. Alcubierre fue galardonado con la medalla al merito en ciencia y artes, del DF aquí la liga
Una bienhechora crónica de fin de semana, para congratularnos y sentirnos orgullosos de ser humanos, mexicanos, y sobre todo de ser Universitarios.
¡¡¡¡¡goya, goya!!!!!!!
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