mayo 05, 2010

La debía pero…



Terminaba tan triste que nunca la pude empezar*

*¡Vale Sabina!




Charles Baudelaire decía; que si platicas de Edgar Allan Poe con un gringo, acaso acepte su genio y hasta pudiera sentirse orgulloso de él; pero invariablemente terminará hablándote, sobre la libertina vida del poeta, de su aliento alcoholizado y sus hábitos vagabundos.

Como el mismo Baudelaire decía: “Estados Unidos fue para Poe una vasta cárcel, que él recorría con la agitación febril de un ser creado para respirar en un mundo más elevado que el de una barbarie alumbrada con gas, y que su vida interior, espiritual, de poeta, o incluso de borracho, no era más que un esfuerzo perpetuo para huir de la influencia de esa atmósfera antipática”.


¿Verdad? Que es difícil que no te caiga bien el Baudelaire, solo le falto gritar ¡Yankee go home!

Como bien habrán notado, lucidos y Sherlock-Holmneses lectores, pretendo escribir una entrada sobre el entrañable; Edgar Allan Poe. Tarea por demás atrevida, así que solo mirare de reojo los sagrados textos que se han escrito sobre él. Y me concentrare en alcanzar una visión menos trágica y oscura. Pero con especial interés, en su última obra poco conocida (me parece).

Me envalentono con dos chelas, a falta de coñac –a su salud Mr. Poe-

Y comienzo.


La mayoría de las consultas que hice, ubican su fecha de nacimiento un 19 de enero de 1809 –pero hay quien afirma que fue en 1813- eso sí, en Boston, Massachusetts.

Su madre adoptiva; La señora Allan brindaría al pequeño Edgar un ambiente protector, estimulando su ya de por si asombrosa imaginación: a los cuatro años –el futuro autor del gato negro- ya entretenía a sus amigos con insólitas narraciones.

Allan Poe, era un tipo de carisma sombrío, ojos tristes y penetrantes, distraída apariencia, solemne melancolía, gran conversador y con una amplia cultura, labrada en diferentes países (por cierto, hay una etapa de su vida que no mas no halle en sus biografías, y fue su paso por Rusia).

Prácticamente todas sus notas biográficas, detallan de él, su excesiva y desolada personalidad. Por lo que preferí que una amiga suya -también escritora- la Sra. Frances Osgood lo describa:


“… Pero yo afirmo el hecho de que con las mujeres era muy distinto, y de que nunca ha habido mujer alguna que haya conocido a Mr. Poe que no haya experimentado hacia él un profundo interés. Siempre se me apareció como un modelo de elegancia, de distinción y de generosidad…
”… Willis me había dado en casa El cuervo, sobre el cual el autor, me dijo, deseaba conocer mi opinión. La música misteriosa y sobrenatural de ese poema extraño me penetró tan íntimamente, que, cuando supe que Poe deseaba serme presentado, experimenté un sentimiento singular que se asemejaba al espanto. Apareció él con su bella y orgullosa cabeza, sus ojos sombríos que lanzaban una luz elegida, una luz de sentimiento y de pensamiento; con sus maneras que eran una mezcla intraducible de altivez y de suavidad. Me saludó, tranquilo, serio, casi frío; pero bajo aquella frialdad vibraba una simpatía tan marcada, que no pude por menos de sentirme impresionada a fondo. A partir de aquel momento, hasta su muerte, fuimos amigos…, y sé que en sus últimas palabras tuve mi parte de recuerdo, y que él me dio, antes que su razón fuese derrocada de su trono de soberana, una prueba suprema de su fiel amistad”


El trabajo de Poe agrupa una temática singular, autor de las más extrañas, complejas y perspicaces obras. Incursionó en; poesía, ensayo, periodismo, sátira, humor, crítica literaria, novela policiaca (se le considera el creador de ella) y desde luego el cuento. El éxito le llegaría relativamente temprano, con la publicación en el diario Evening Mirror de “El cuervo”. Viajaría por medio país cautivando a todos con la lectura de sus poemas y narraciones.

Dotado de una fenomenal prosa y narrativa. Relatan que cuando estaba sobrio, era capaz de incrementar en más de 8 veces, los suscriptores a una revista en tan solo un año.


Prácticamente al final de su vida escribió lo que él consideraría su “obra maestra”: “Eureka”. En cuyo esplendido prologo, Julio Cortázar nos detalla la entrevista de Poe, con el editor:


»… Se presentó con aire nervioso, declarando que lo traía una cuestión de la más alta importancia. «Sentándose frente a mi escritorio, y luego de mirarme durante un minuto con sus brillantes ojos, dijo por fin: “Soy Mr. Poe.” Como es natural, me sentí todo oídos y sinceramente interesado por el autor de El cuervo y El escarabajo de oro.

“No sé realmente cómo empezar —dijo el poeta tras una pausa—. Se trata de una cuestión importantísima.” Luego de otra pausa y temblando de excitación, empezó a decirme que la publicación que venía a proponer era de un interés fundamental. El descubrimiento de la gravitación por Newton resultaba una mera fruslería comparado con los descubrimientos revelados en su libro. Provocaría inmediatamente un interés tan universal e intenso, que el editor haría bien en abandonar todos sus restantes intereses y hacer de la obra el negocio de su vida.

Bastaría para empezar una edición de cincuenta mil ejemplares, pero sería apenas suficiente.

Ningún acontecimiento científico de la historia mundial se acercaba en importancia a las consecuencias que tendría la obra. Y todo esto y mucho más lo decía, no irónicamente o bromeando, sino con intensa seriedad, pues clavaba en mí sus ojos como el Viejo Marinero... Por fin nos aventuramos a editar el libro, pero en vez de cincuenta mil tiramos quinientos ejemplares...»


Eureka, estaría destinada a ser “la obra maldita” de su autor, con todo y que tuvo algunos aciertos asombrosos, la realidad es que siempre careció de estricto valor científico. La obra transita entre la genialidad y la locura. Resultado de la obstinación de un hombre que sin duda, se esforzó por encontrar las llaves del universo, y perdió la razón en el intento.

A menos de dos años de haberla escrito, sucedieron los dolorosos acontecimientos que conocemos: lo recogieron en la calle alcoholizado, con ropas que no eran las suyas, sin dinero, ni papeles. Y sería trasladando al: Washington College hospital donde murió, posiblemente víctima de un ataque de delirium tremens el 7 de octubre de 1849.


El legado de Poe es incuestionable, promover, leer y releer su obra, es lo menos que puedo hacer, para festejar su pasado aniversario. Desde luego hubiera preferido llevarle a su tumba (como narra la leyenda urbana) una buena botella de coñac –aunque tendría que determinar- a ¿cuál de las dos tumbas?



Y como tendré que esperar recursos para viajar a Baltimore, aprovechare el tiempo para leer al buen Poe, y te invito a hacerlo (la vestimenta de darketo, es optativa) yo cuando mucho conseguiré una capa negra y me la pondré… ¡al revés! no faltaba más.



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1 comentario:

  1. Hace rato no leo a Poe... es más, lo último relacionado fue la novela de Matthew Pearl "La Sombra de Poe". No me gustó.

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Boogie sabía que podía contar contigo; ¡adelante!