En el majestuoso conjunto de la creación, nada hay que me conmueva tan hondamente, que acaricie mi espíritu y dé vuelo desusado a mi fantasía como la luz apacible y desmayada de la luna.
Gustavo Adolfo Bécquer
Los días pasados las conversaciones y las noticias, se vieron salpicadas por diversos asuntos que mezclaron indiscriminadamente la astronomía con la astrología, la razón con la superchería y el interés con la ignorancia. En buena medida por la coincidencia del equinoccio de primavera en el hemisferio norte y del otoño en el hemisferio sur, aunado a lo que los medios de comunicación dieron en llamar “La súper luna”.
El primer evento –el equinoccio- congregó en México, como ya es costumbre a una gran cantidad de personas en los diversos centros arqueológicos del país, con los riesgos que conlleva para estos sitios, que se ven desbordados por la demoledora muchedumbre que se deja ir toda vestida de blanco, con el único fin de “cargarse de energía” cual si marabunta de acumuladores se tratara.
Pirámide del sol, Teotihuacán |
Colección de supercherías |
Uno de los sitios preferidos por las baterías humanas es; Teotihuacán que significa “La ciudad de los dioses” un lugar hermoso de verdad, que fue el escenario según la mitología náhuatl del nacimiento del quinto sol, que para conocimiento de aquellos lectores olvidadizos, o bien para quien no conozca el mito, lo expongo brevemente:
Resulta que en la antigua ciudad de Teotihuacán cuando todo era oscuridad –casi todas las mitologías inician en lo oscurito- se juntaron los dioses para crear al sol, ya antes lo habían intentado por cuatro ocasiones, pero por diversas causas no había cuajado el experimento, en esas estaban los dioses, cuando acordaron que uno de ellos se tenía que sacrificar para convertirse en sol, para lo cual hicieron una gran hoguera y democráticamente –es decir de a dedazo- eligieron a Tecucciztecatl que era algo así como el David Beham del grupo, y le ordenaron que se lanzara, pero todo indica que al metro-sexual-dios le tembló, lo que acostumbra temblar en estos casos y nomás nada que se tiraba, esto motivo al valeroso aunque no muy agraciado físicamente –según los cánones de belleza de los dioses prehispánicos de la época- el feo pero animoso Nanahuatzin, que al grito de echen paja se lanzo valerosamente a la hoguera, al ver este trance, Tecucciztecatl se armo de… de… eso que le había faltado y también se lanzo al fuego, lo que produjo que el cielo se iluminara con dos portentosos soles, los dioses dialogaron y decidieron apagar, golpeando con un conejo al indeciso, opacando su luz y convirtiéndolo en la luna –aquí es la parte donde se dice: por eso la luna tiene una clara marca de conejo en su superficie-.
Todo lo anterior sirva para continuar conversando sobre el segundo evento que fue motivo de admiración y diálogo el fin de semana pasado: la súper luna.
Al parecer todo se debió, a eso que los entendidos llaman: Apogeo y Perigeo que no es otra cosa, que aquellos puntos cuando la luna está más lejos o más cerca –respectivamente- de la tierra, en su orbitar por nuestro castigado planeta.
Perigeo y apogeo |
El perigeo permite que la veamos un 14% más grande y 30% más brillante, porcentajes que si bien pudieran pasar desapercibidos para el ojo humano, siempre nos queda la alternativa de mirarla justo cuando se coloca cerca del horizonte produciendo un efecto óptico tal, que permite la "Miremos regrandota como una pelotota, y alumbre el callejón” –A tu salud Chava Flores-
Un tanto más grande, un tanto más brillante |
Esta proximidad coincidió además, con la fase de luna llena, lo que provocó el maravilloso espectáculo que pudimos observar el fin de semana pasado. Y por si las coincidencias anteriores no fueran suficientes, sucedió en día feriado y en lunes, es decir, fin de semana largo, lo que proporcionó a todo los chilangos que tenemos a bien no salir de la ciudad en estos azarosos días, disfrutar de unas postales de ensueño que la solitaria ciudad, más la bella Selene, Artemisa o Coyolxauhqui nos obsequiaron.
Luna sobre zócalo capitalino, México D.F. |
Porque no importa que tanta admiración y asombro nos cause nuestro pálido satélite, siempre mantendremos ese amoroso sentimiento cual toros que abandonan por la noche la manada…
Y ya entrados en nocturnas nostalgias:
La luna
Por Jaime Sabines
La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.
Genial la entrada, como todas.
ResponderEliminarNo lo conocía, pero a partir de ahora veré de llevar un pedacito de luna en el bolsillo.
Saludos.
Soy un Jonás ateo. El día que señalas, por accidente llegué a Cuicuilco, y no pude resistir la tentación de unirme a la superchería. La ballena no me tragó, porque varios policías custodiaban el gran basamento. Pero sí bailé a la salud de los dioses antiguos.
ResponderEliminarDespués de mi baño de Sol me fui a escuchar la Novena de Beethoven en la Ollin Yoliztli. ¡Y tuve una experiencia mística a partir del compás 730 de mi partitura!
Ni modo, soy un pagano a pesar de mi ateísmo.
Ana: El texto es del poeta mexicano Sabines, quizá el más popular actualmente en este país –murió en 1999- y desde luego celebro tu decisión de seguir su consejo, ya veras lo bien que arrulla ese amuleto.
ResponderEliminarEnrique: me parece bien que en tu búsqueda de vellocinos de oro hayas caído en tierras sureñas, y que si bien dice el dicho “a quien de bailar tiene gana, poco son le basta” en tu caso el son se vistió tan de gala, que hasta al maestro Beethoven incluiste en la fiesta.
Saludos reiterados a ambos.